viernes, 26 de abril de 2013

Bebés. La aventura de caminar (III): Sentarse es un difícil equilibrio


El pequeño Alejandro ya gira sobre sí mismo. Elige qué quiere ver. El estimulante mundo le aguarda. En ningún momento ha dejado de lado su particular entrenamiento muscular. Su desarrollo motriz aún no se ha completado. Tiene que alcanzar ese difícil equilibrio que parece ser sentarse.

Sentarse requiere de coordinación entre los ojos, los brazos, el torso y las piernas. Hasta los seis primeros meses de los bebés, los músculos de sus manos aún no están desarrollados suficientemente, y los caminos que el movimiento prensil ha de dibujar en su cerebro no se han establecido. Los movimientos de sus brazos son erráticos. El rango de movimientos de los pies y de las piernas es mucho más limitado que el de los brazos.

Fuente: http://cdigaratu.blogspot.com.es
Un hito importante en el desarrollo psicomotriz del bebé será la aparición del deseo. El deseo de explorar nuevas texturas y colores; el deseo de tener y coger esos estimulantes objetos. Pero con cuatro y cinco meses, aún no está preparado. La estimulación cognitiva y motriz de padres y educadores infantiles ayudan en el proceso, unidos fuertemente a la voluntad.  El primer paso será coordinar manos, torso y pies para sentarse.

El centro de gravedad a los seis o siete meses está muy alto. Los primeros intentos de sentar a nuestro bebé provocará situaciones familiares como que el niño trate de mantener el equilibro inclinando el torso hacia adelante, con el apoyo de brazos y pies; el bebé moverá los brazos de una forma que no podrá dejar de recordarnos a ese instante en el que cual trapecistas, tratamos de pasar por una cuerda. Y tercera situación, la cabeza puede más que los músculos del cuello, de los hombros y de la espalda. Y el niño se entorna hacia ese centro de gravedad.

En el momento en el que consiga estabilizar la cabeza, guiar sus manos con los ojos y realizar los ajustes motrices necesarios, dominará el difícil equilibrio de sentarse a su voluntad. Poco a poco, Alejandro gana independencia.

viernes, 19 de abril de 2013

Bebés. La aventura de caminar(II): Un giro y el cielo.


En el anterior episodio, dejamos a nuestros pequeños protagonistas entrenando los músculos para dar esos primeros pasos. Con las caderas ya fortalecidas, el siguiente paso se traslada al cuello y a los músculos de la espalda. Es el momento de controlar estos músculos del cuerpo para girar el cuerpo y mirar al cielo.

Pero antes, observemos. Si colocamos al bebé boca abajo, por ejemplo en una toalla en la playa, veremos cómo trata de levantar la cabeza. Su mundo visual se ve reducido a aquello que tiene en frente de sí mismo, y a un pequeño perímetro visual. Y el bebé sabe que hay mucho más. Lo oye. Quiere explorar.

Continúa levantando la cabeza. Pero rápidamente se cansa. La proporción entre su cabeza y el cuerpo aún le impide mantenerse semierguido, aun cuando se apoya tímidamente en los brazos. Su cabeza es demasiado pesada.

Cada bebé marca su propio ritmo de desarrollo motriz. Eso sí, a todos les mueve un único objetivo: participar de este su mundo y explorarlo. Esta es la meta, y el trabajo diario del propio bebé, y la estimulación de los músculos de la espalda de padres en casa y nosotros, educadores, en el jardín de infancia, le ayudarán a poco a poco, conseguir no sólo mantener la cabeza erguida sino también comenzar el giro final.

Es ese momento, mágico, en el que después del trabajo diario, de los llantos ante la imposibilidad de abrir su mundo, el cuerpo del niño gira, gira, gira 180 grados, el mundo se abre ante sus ojos, un mundo que merece la pena explorar; el mundo que pronto hará suyo. Ahora ya no ve sólo la arena y a la familia que está tumbada frente a él. Puede decidir si quiere ver el mar, el cielo, los pájaros, la sombrilla que evita que se dañe su suave piel o las nubes y sus formas. Estímulos visuales para alimentar su desarrollo neuronal. La exploración acaba de comenzar. 

jueves, 11 de abril de 2013

Bebés: la aventura de caminar (I)

Imaginemos la siguiente escena: un bebé de apenas dos meses tumbado en su cuna bajo la atenta mirada de unos padres orgullos. El niño patalea, mueve piernas y brazos aparentemente sin control ni conciencia. Responde en definitiva a los estímulos de los padres. Todos esos movimientos forman parte de la aventura que todo bebé vive para aprender a caminar.

Primer paso: control del movimiento de las piernas

Poco a poco, con la estimulación adecuada, nuestro bebé adquiere conciencia del movimiento de sus piernas con un fin específico. Por ejemplo, mover unos aros que están a su alcance. Esto es, su cerebro comienza a relacionar los movimientos de sus piernas con los movimientos del juguete. El pataleo es un sano ejercicio de fortalecimiento muscular que le ayudará en su desarrollo motriz.

¿Pueden los niños en los primeros seis meses mantenerse sobre las piernas y simular caminar? Sí. Es lo que se conoce como reflejo de caminar. El niño, con la sujeción y la seguridad de los brazos del padre o del educador infantil, hace el juego talón-punta, primero una pierna y después la otra. Si sus músculos tienen  la fuerza y el desarrollo necesarios, parecerá que el bebé camina a tan temprana edad.

En el caso de que no haya fortalecido los músculos implicados en el proceso de caminar, podremos apreciar y/o ayudarlo a fortalecer los músculos, sumergiendo sus piernas en agua. El agua ayuda a que el bebé mueva adecuadamente las piernas y trabaje la asociación de movimientos necesarios para caminar. Estos movimientos se han almacenado ya en su cerebro.

Esos primeros pataleos forman parte del entrenamiento de los músculos de las piernas y las caderas, punto inicial de la aventura de caminar junto con el fortalecimiento de los músculos de la espalda y el cuello que veremos en el siguiente post de la serie.






jueves, 4 de abril de 2013

¿Qué es la pedagogía Waldorf?

El primer jardín de infancia Waldorf comenzó su andadura en la Alemania de 1919, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, de la mano de Robert Steiner. En la actualidad, existen 3000 escuelas infantiles que siguen los principios y la filosofía de este pedagogo infantil, distribuidos en 80 países. Aquí en España, son numerosos lo centros asociados a esta educación infantil alternativa.  

La pedagogía Waldorf se rige por el principio del respeto al niño, a su ritmo natural de crecimiento intelectual y del desarrollo de las fuerzas vitales que construyen su cuerpo físico. Según esta corriente pedagógica, el juego forma parte intrínseca del desarrollo motriz, creativo y emocional del niño. En consecuencia, los jardines de infancia Waldorf fomentan la fantasía, la voluntad y el movimiento de los niños de 0 a 7 años.

Los niños aprenden también de la imitación. Por este motivo, el ambiente en una escuela Waldorf-Steiner imita en el aula-jardín de infancia el entorno cotidiano del hogar. El educador infantil prepara el almuerzo, o decora el aula -en definitiva, 'se encarga de sus labores'- mientras el niño juega y al mismo tiempo se interesa por lo que ve. De esta forma, es el propio niño quien de forma voluntaria colabora en esos quehaceres con el educador infantil. Ve un modelo, y lo imita. Mientras imita, aprende pero no solo a ejecutar sino a cuestionar lo que ve y lo que hace. Recordad que para los niños, la imaginación no tiene límites y los límites creativos están en esa imaginación.

Para fomentar la motricidad, el ritmo, la voluntad en el ejercicio, las actividades en los jardines de infancia se realizan con canciones y juegos de manos/dedos. Aquí os dejamos un ejemplo de juego/canción de manos que impartimos a nuestras alumnas de Educación Infantil en el Taller de Pedagogía Waldorf. 


En nuestro canal de YouTube podéis ver más vídeos sobre los talleres. Para más información sobre este y otros talleres que organizamos en Nexo Formación en el área de Educación Infantil, rellena el siguiente formulario (pincha aquí), acude a nuestra sede de Valladolid sita en Calle Estadio, 4 (frente a la plaza de toros), o bien llama al número de teléfono 983 23 97 77.